Madamme Josefine lloraba, lo descubrí el día que vi sus lágrimas por debajo de la puerta.
Era el terror de la escalera. Los niños palidecían sólo con acercarse a su puerta y los adultos sabían que era mejor no hacer preguntas.
Cada miércoles por la tarde, sus lágrimas aparecían por debajo de la puerta.
Intrigada, llamé y apareció Madamme Josefine con una bata de terciopelo rosa.
Tras conseguir congelar hasta la última gota de mi sangre, me invitó a entrar.
Era una mujer de lo más misteriosa. Se adivinaba la clase en cada uno de sus movimientos y tenía una postura propia de las clases altas.
Las galletas a las que me invitó eran deliciosas. Hablamos de los viejos tiempos y de que era la única visita que recibía.
Cada miércoles por la tarde lloraba. Lloraba hasta que la casa se inundaba, hasta que las fotos lloraban y las paredes parecían deshacerse.
Y yo estaba ahí. Nunca me contó el motivo de su llanto desconsolado, pero en esos momentos me parecía la persona más valiente y fuerte que había conocido.
Porque después de eso, volvía a ser la gran Madamme Josefine. La mujer más fuerte y valiente que he conocido.
Algo tienen los miércoles por la tarde para que hasta la mujer más fuerte y valiente se vuelva frágil y sencillamente humana.
ResponderEliminarPreciosa historia.
Besosss
a mí no me gusta llorar, y lo hago demasiado, un besooo, bonita historia, muacsss
ResponderEliminarpreciosa :)
ResponderEliminarde verdad, me encanta, pasa de ser una mujer valiente y fuerte a convertirse los miércoles en una mujer frágil y vulnerable
me encanta ^^
Pobre Madamme Josefine, a lo mejor algún miércoles decide cambiar de rutina:)
ResponderEliminarPobre Madamme Josefine, espero que algun dia se le pase la tristeza
ResponderEliminaraveces personas sensibles como ella se esconden tras una mascara dura..pero el algun momento esta mascara duda..y cae!°
ResponderEliminarSaludos!°
Muy bonito... pasate si quieres http://bedisp.blogspot.com/
ResponderEliminarme agustado la fuerza que tenemos para levantarnos cada dia y sobrevivir, pero ahi instantes en los que cada uno de nosotros nesecitamos un respiro
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