Y tú, ¿qué buscas?

Busco...busco un ángel.
Un ángel que me lleve al infierno.
Un billete de ida, no me interesa la vuelta.
Busco un ángel porque los demonios ya los he probado.
Porque puedes confiar en ellos y los demonios son traicioneros por naturaleza.
Y el infierno, de vuelta a casa, de vuelta al principio.
Estoy segura de que si me llevaran al cielo me aburriría.
Necesito el calor del infierno, el morbo de lo malo de sobra conocido.
El placer de los pecados.
Las almas heridas, los cuerpos rotos y los corazones carbonizados.
El dolor y la ira que desatan la pasión.
Busco un ángel porque ellos son los peores.
Porque no saben lo que llevan dentro, porque cuando despiertan, son auténticos demonios.
De los que quieren más y más, de los que buscan desesperadamente.
Autodestrucción.
Si, definitivamente los ángeles son los mejores compañeros en ese viaje.
Sorprende lo que llegan a hacer cuando se les muestra el camino.
Hasta que lo encuentre, me quedaré con un demonio.
De los que hacen florecer los instintos más primarios. Los que son auténticos. Salvajes.
¿Alguien me acompaña al infierno?