Nos pasamos la vida huyendo del romanticismo. De la música que evoca lugares en los que nunca hemos estado, de gente que nunca hemos conocido.
Nos consolamos viendo películas de tontos enamorados, leyendo novelas donde todo es perfecto. Y nos quedamos con esa imagen.
Inconscientemente huimos del romanticismo de nuestras vidas y puede que la razón sea que esos escritores, esos directores, son como nosotros; buscando la perfección y apenas encontrándola.
Las cenas a la luz de las velas son peligrosas; los paseos por la playa, incómodos; la brisa no es brisa, es simplemente el aire que nos despeina con violencia mientras le maldecimos.
Se nos escapan momentos porque no sabemos mirar. No le damos importancia a las pequeñas cosas, no hay tiempo para eso. Solo relaciones fugaces que no cambian nada.
¿Y si nos fijásemos en la persona que tiene nuestros mismos gustos? La que ve la vida como nosotros o la que la ve de una forma completamente nueva. ¿Y si aprendiéramos algo de nuestras parejas, de la gente que nos rodea? ¿Y si viéramos algo más que a nosotros mismos, como reflejados en espejos? ¿Y si nos diéramos tiempo para conocer a otras personas?
Intentare mirarlo por ese lado. A ver si así me va mejor jeje. Besitos.
ResponderEliminarMe ha encantando tu reflexión. Deberíamos abrirnos a nuevas experiencias, tal vez nos sorprenda. ;)
ResponderEliminarLa pena es que a veces paramos a conocer y nos devoran..
ResponderEliminarBesos pensados
Sí, es cierto y cada vez lo pienso más. Es por eso que intento no ilusionarme con las cosas que empiezan, disfrutar de ellas poco a poco, alargando ese disfrute todo lo que pueda. Conociendo otros ambientes, otras vidas, mientras sigo con la mía. Y sobre todo, no intentando hacer de lo que "tengo" ahora mismo a mi lado lo perfecto que siempre se ve en libros, películas, etc...
ResponderEliminarBuena reflexión