A veces la gente me pregunta por qué hice lo que hice. Les respondo que si no hubiera hecho todas esas cosas tal vez no sería quien soy.
Porque la vida de hombre en hombre a veces cansa. No os engañéis, no es que no me guste o que no volvería a hacerlo. El caso es que cuando has tenido algo precioso, como un tesoro, haces lo que sea para recuperar aquella sensación.
La sensación de sentirte querida, la de saber que le importas a alguien y que ese alguien se preocupe por ti.
¿Qué ingenuo no querría eso? Pues yo lo quiero. Eso y más.
¿Y qué consigo así? Nada en absoluto. Solo un vacío enorme que ningún orgasmo ahogado en alcohol podría llenar.
Es como una droga, los efectos son pasajeros y cada vez quieres más, que te saquen toda la mierda que llevas dentro.
No es una vida agradable, no cuando quieres algo más. Que sea duradero.
Ningún hombre al que conozcas en un bar te besará a la mañana siguiente, ni te dará un abrazo cuando lo necesites, ni te dará mimos cuando te apetezca jugar.
Los amores desechables solo son eso. Usar y tirar. Lo mismo que tú para ellos.
No sirven para nada pero son un consuelo cuando no tienes nada más.
Por eso lo hacía, lo hago y lo haré, para sentir algo parecido al amor durante diez minutos.
El amor llegará cuando tenga que hacerlo. Mejor no buscarlo, es un caprichoso que aparece siempre cuando uno menos se lo espera.
ResponderEliminarUna bolsita llena de sugus de cereza.
Estoy de acuerdo con MeryC. Somos juguetes del destino y el amor llamará cuando nuestros ojos menos lo busquen. Y creo que todos debemos ansiar la felicidad extrema. Beijinhos.
ResponderEliminarAii, jobar.
ResponderEliminarMe has calado demasiado hondo.
Jodido amor... deberían prohibirlo... o el alcohol.
Nada bueno y adictivo.
Muaa
Al amor le encanta esconderse de los corazones rotos, pero quizá con un par de visitas a las constelaciones y un poco de espera, algún día tocará a tu puerta (y seguro que lo recibes con las manos bien abiertas)
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