Delfín

Recuerdo que una vez, mientras cabalgaba sobre mí, fijé mi vista en el colgante que adornaba su fino cuello.
¿Le gustarían los delfines o lo llevaba por otro motivo?
Cuando le pregunté sobre el tema, se vistió y se largó. Como si no soportara estar conmigo más de lo necesario.
Si hubiera sido otra me hubiera dado igual, incluso me habría ido yo primero, pero por alguna razón, lo único que quería era estar más tiempo con ella, a su lado, dentro de ella. Lo que quisiera, lo que me dejara.
Una vez, en una feria de barrio, la vi con otro tío.
Le regaló un globo en forma de delfín. Entonces debían gustarle.
No pude saber de qué zona de mi cuerpo salía esa ira al verla sonreír, cuando a mí no me dedicaba ni una mirada amable.
Pues a ese juego también sabía jugar. Buscaría a otra que me la sacara de la cabeza.

2 comentarios:

  1. A mí siempre me han encantando los delfines. Creo que tengo la sensación de que trasmiten libertad. Un placer leerte, como siempre. Beijinhos.

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  2. Lo que provoca el despecho.
    Jo, me gustaría saber lo que le pasó a la señorita Delfín.
    Muaa

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