Carta de despedida

 Querido recuerdo, pronto olvidado:

Hoy no solo llueve en mí. Las calles están mojadas y todo huele a humedad.
Estoy aquí sentada, mojada, escribiendo esto y no dejo de pensar en ti.
Desearía que estuvieras aquí conmigo.
Hoy te echo de menos.
Esta noche te vas y no volveré a verte durante un tiempo. Ahora se me hace insoportable estar lejos de ti, pero los dos sabemos que en otro tiempo hubiéramos deseado estar en distintos países.
Ni siquiera se si tú sientes lo mismo, espero que si, aunque te duela tanto como a mí.
Estoy triste y lo único que me tranquilizaría (estoy segura), son tus brazos rodeándome, tus manos acariciándome y tus labios en mi cuello.
Cuántas veces he imaginado la escena y nunca he tenido el valor suficiente como para hacer algo.
Es curioso cómo un sentimiento así hace volar la imaginación y ayuda a la inspiración perdida desde hace tanto tiempo y que he encontrado gracias a ti.
Me quedaré aquí, (dónde sino), esperándote como una tonta, pensando en ti cada segundo e imaginando lo que estarás haciendo.
Dudo mucho que tengas tiempo para acordarte de mí, pero después de todo lo que ha pasado, no creo que quieras recordarme.
Creo que me despediré de ti. Es hora de poner las cartas sobre la mesa.
Si sientes lo mismo que yo, estoy dispuesta a intentarlo, ya que no tengo nada que perder.
Si ya no sientes lo mismo por mí, daré media vuelta y procuraré recordar que cuando mienta a alguien, tal vez no haya vuelta atrás.

Atentamente: Una auténtica soñadora.

1 comentario:

  1. Las acciones reprimidas a veces dan cauce a las palabras sublimes. Sigo pensando que sin embargo es un precio demasiado alto.

    ResponderEliminar