Imagen de: Ms. Cyanide
Era un libro negro con las tapas de piel y las hojas amarillas aunque no hubiera podido adivinar cuánto tiempo llevaba ahí.
La letra era cuidada, cada trazo desprendía ira, tanta, que la tinta traspasaba las páginas.
Ni un dibujo, ninguna nota en los márgenes, tal vez fuese eso lo que me llevó a leerlo.


"Cada vez siento menos el dolor. Ese desgraciado casi consigue apuñalarme. Una lástima, nunca intentará apuñalar a nadie más.

La sangre se quita fatal, es lo peor de este trabajo. No me quité la ropa; aún quedaba trabajo por hacer. No es una parte tan divertida como la caza, pero el cobro por mis servicios es una parte indispensable. 
Ya puedo imaginarlo. No irá él, nunca van. Mandará a un sicario, alguien a quien pagará solo por darme mi dinero. Un gasto innecesario, en mi opinión. Con gusto aniquilaría a esa calaña. Hombres que se creen muy machos detrás de sus armas, los que no piensan y solo actúan. Me río de esos. Nunca he visto ninguno que haga bien su trabajo; les hieren, les matan, les torturan y hablan y lo peor de todo es que dejan cabos sueltos sin siquiera darse cuenta. Inútiles. Nunca mandes a un hombre el trabajo de una mujer.
¿En el garito de mala muerte? No, puede haber testigos. ¿El callejón oscuro? Tampoco, demasiado obvio. Me gusta éste. Esta vez será a las afueras. Al menos en el pago tiene estilo.

Llegué temprano al lugar acordado, siempre me ha gustado la puntualidad. Unos hombres me invitaron a subir al coche.
- Buen trabajo. El jefe está contento. ¿Cómo sabías dónde encontrarle? Llevaba seis meses desaparecido.
- Es mi trabajo. Encuentro a gente y la mato. ¿Está todo?- dije mirando el sobre que ocultaba en el bolsillo.
- Diez mil. La cantidad acordada. El jefe quiere saber si estarás disponible la próxima vez.
- Dile a tu jefe que no habrá próxima vez.

Salí del coche sin decir nada más. No estaba nada mal pero empezaba a aburrirme perseguir delincuentes de poca monta. Demasiado predecibles.
Había sido una noche larga. Descansaría y mañana temprano entrenaría más. Casi me apuñala y eso no me hace ninguna gracia. Solo espero que el próximo trabajo sea mejor."


Aún confuso por lo que acababa de leer me fui a la cama. No podía ser de mis padres. Demasiada imaginación para alguno de ellos, pero ¿y si fuera real? ¿Sería posible? Preguntas que tal vez nunca obtuvieran respuesta. Para mi suerte o mi desgracia, la tenían.

6 comentarios:

  1. ¡Ui, qué interesante! ¿Habrá continuación? El dibujo ha quedado muy chulo.

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  2. Pero que intriga!
    Por favor, pronto más!!:D

    Un beso!

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  3. muy bueno, te mantiene en expectativa...
    saludos...

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  4. Me he quedado tan prendada de tus entradas que, con tu permiso, te sigo desde ya mismo para poder pasarme por tu rinconcito especial cada vez que pueda.


    Una bolsita llena de sugus de limón.

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  5. Me encanta!
    "Por suerte o por desgracia, las tenían"

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  6. Tienes una manera muy personal de escribir, eso no lo tiene cualquiera eh!
    Me gusta :) a ver si cuelgas la continuación!

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