Tuve un sueño del que no he podido olvidarme y que aún hoy puedo recordar con claridad.
Estábamos en el lago, cerca de casa. Siempre hacíamos un pequeño picnic, pasábamos el día fuera de casa, disfrutando del sol y del buen tiempo.
Recuerdo a papá y a mamá riéndose. Después de aquello jamás volvieron a reír.
Recuerdo el olor del verano y la luz que había en todas partes.
Parecía que era ella la fuente de esa luz; con su energía inagotable, llenaba nuestras vidas de una felicidad que no supimos apreciar.
Emma y yo nos tirábamos desde la colina. Competíamos en todo. Quién era el más rápido, quién saltaba mejor. Y papá siempre se apuntaba. Acabábamos todos en el suelo, agotados de tanto reír.
En mi sueño estaba ella. No recuerdo haberla visto allí aquel día. Ellie estaba escondida entre los árboles. Solo pude verla un segundo antes de que mi hermana me empujara y cayéramos los dos al agua.
En aquel momento no vi la relación y supuse que mi preocupación por su comportamiento se había colado entre mis recuerdos.
Ahora que lo pienso, Emma y Ellie siempre se llevaron bien.
Después el sueño se volvió oscuro, mis padres ya no reían y nos acercábamos a la tumba de Emma. Me desperté cuando su mano salió de la tierra.
Me levanté más tarde que de costumbre.
La habitación de Emma seguía igual. Mi madre no había tocado nada y seguía poniendo su plato en la mesa. En el fondo me daba pena. Dieciséis años y aún no lo había superado.
Esa tarde fui al cementerio. No había vuelto a ir desde que la enterramos. Incluso le llevé flores. Creo que las amapolas eran sus favoritas.
Pasé casi toda la tarde allí, hablando con ella y esperando que estuviera donde estuviera, pudiera ver que su hermano era de los que hablan con los que ya no pueden escuchar.
Siempre me pareció ridículo que la gente hiciera eso.
Una mano en mi hombro me dio un buen susto. Era Ellie.
- No era mi intención asustarte.
- No soy tan asustadizo como crees. ¿Qué haces aquí?
- Pasaba por la aquí y me pareció ver tu coche.
- ¿Pasabas por aquí? Estamos bastante lejos del pueblo.
- Vine a ver a mis padres. Solo quería hacertecompañía, pero si quieres estar solo...
- No, quédate, por favor.
Permanecimos en silencio durante mucho tiempo. No llevaba flores y tampoco la había visto acercarse a otra tumba, eso sin contar con que de pronto me hablaba.
- Supongo que la muerte de los padres es algo que marca mucho.
- Si.
- ¿Estás bien? Si necesitas algo puedes pedirme lo que sea.
- Gracias. Eres muy amable.- No sé dónde vi antes la pasividad, si en su voz opaca o en sus ojos apagados.
- ¿Quieres que nos vayamos?
- Sígueme. Conozco un sitio.
Estábamos en el lago, cerca de casa. Siempre hacíamos un pequeño picnic, pasábamos el día fuera de casa, disfrutando del sol y del buen tiempo.
Recuerdo a papá y a mamá riéndose. Después de aquello jamás volvieron a reír.
Recuerdo el olor del verano y la luz que había en todas partes.
Parecía que era ella la fuente de esa luz; con su energía inagotable, llenaba nuestras vidas de una felicidad que no supimos apreciar.
Imagen de: Ms. Cyanide |
En mi sueño estaba ella. No recuerdo haberla visto allí aquel día. Ellie estaba escondida entre los árboles. Solo pude verla un segundo antes de que mi hermana me empujara y cayéramos los dos al agua.
En aquel momento no vi la relación y supuse que mi preocupación por su comportamiento se había colado entre mis recuerdos.
Ahora que lo pienso, Emma y Ellie siempre se llevaron bien.
Después el sueño se volvió oscuro, mis padres ya no reían y nos acercábamos a la tumba de Emma. Me desperté cuando su mano salió de la tierra.
Me levanté más tarde que de costumbre.
La habitación de Emma seguía igual. Mi madre no había tocado nada y seguía poniendo su plato en la mesa. En el fondo me daba pena. Dieciséis años y aún no lo había superado.
Esa tarde fui al cementerio. No había vuelto a ir desde que la enterramos. Incluso le llevé flores. Creo que las amapolas eran sus favoritas.
Pasé casi toda la tarde allí, hablando con ella y esperando que estuviera donde estuviera, pudiera ver que su hermano era de los que hablan con los que ya no pueden escuchar.
Imagen de: Ms. Cyanide |
Una mano en mi hombro me dio un buen susto. Era Ellie.
- No era mi intención asustarte.
- No soy tan asustadizo como crees. ¿Qué haces aquí?
- Pasaba por la aquí y me pareció ver tu coche.
- ¿Pasabas por aquí? Estamos bastante lejos del pueblo.
- Vine a ver a mis padres. Solo quería hacertecompañía, pero si quieres estar solo...
- No, quédate, por favor.
Permanecimos en silencio durante mucho tiempo. No llevaba flores y tampoco la había visto acercarse a otra tumba, eso sin contar con que de pronto me hablaba.
- Supongo que la muerte de los padres es algo que marca mucho.
- Si.
- ¿Estás bien? Si necesitas algo puedes pedirme lo que sea.
- Gracias. Eres muy amable.- No sé dónde vi antes la pasividad, si en su voz opaca o en sus ojos apagados.
- ¿Quieres que nos vayamos?
- Sígueme. Conozco un sitio.
Talvez puedan sacar de esas experiencias algo con que empezar su historia. Tiene buena pinta. Besitos.
ResponderEliminarwow! precioso blog, me ha gustado mucho la forma en la que escribes, eres muy buena.
ResponderEliminarte sigo ;)