Hoy he ido a clase y ahí estabas, dónde si no. Hubiera podido hablar contigo, qué fácil hubiera sido, pero no he podido.
Al final de la clase se me presentó otra oportunidad (desaprovechada, como siempre), te fuiste muy rápido, sabías perfectamente que estaba detrás y como es propio en ti, huyes, sales corriendo, me esquivas y lo haces por mi culpa, sigues inmerso en una mentira en la que te ayudé a meterte, de veras que lo siento, y me gustaría decírtelo a la cara, pero cada vez que te veo algo me echa para atrás.
Te digo en serio que te iba a invitar a venir conmigo, ya había imaginado la escena.
Te preguntaría si ibas a ir a latín, después de dudar unos segundos me dirías que no sabías. Te ayudaría a decidirte diciéndote que si querías ir a dar una vuelta conmigo, a eso, estoy casi segura, me hubieras dicho que si.
Después no sé lo que hubiera pasado, lo dejaría todo a la improvisación, pero aclararía ciertas cosas, mentiras, malentendidos, llámalo como quieras.
Creo que en el fondo esperaba cierta desilusión, que dijeras algo poco apropiado, o lo que es peor, puede que despejaras mis dudas y dejaras claro que esto es un error.
No lo sabes (cómo podrías) pero me encanta cometer errores, errores garrafales, de los que no tienen solución y te arrepientes inmediatamente.
Hay dos opciones, estoy loca o desesperada. Ninguna es mejor que la otra, así que será mejor dejar el comentario en el aire.
Estoy loca por cometer errores sabiendo lo que hago, o estoy tan desesperada por sentir algo que no me importa que sea algo de lo que arrepentirme.
Por tu bien, (y por el mío), espero que esto no sea un error. Me gustaría que saliera bien.

1 comentario:

  1. Hay sentimientos difices de ocultar, pero a veces no somos capaces de hacerselo entender a quien queremos.

    Besos.

    Lunna.

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