Porque ella era mágia.
Ver cómo se deslizaba, la armonía de sus movimientos, la ligereza de sus pasos.
El vuelo que emprendía, sintiéndola volar y verla aterrizar, cual delicada mariposa.
Única en hacerte vibrar como lo hacía ella.
Dueña de tus emociones, dominaba el arte de hacerte llorar, de hacerte reir, de hacerte soñar.
Ella era pura mágia en movimiento.
La que soñaba con tocar el cielo en cada salto. La que desplegó sus alas y voló lejos.


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