Me llevó a un bar en la ciudad. A pesar de haber pasado mi niñez y parte de mi juventud allí, no recordaba aquel lugar.
Era el típico antro de las películas en las que tíos con muy mala fama se juntaban para beber en lo que parecía ser su club privado.

Noté cómo todos se giraron cuando entramos. Ellie conocía a la mayoría de ellos, que sutilmente, le dedicaron más de una miradita indecente.
Nos sentamos en una mesa al fondo del local.
No solo era una sensación mía, sus miradas asesinas se me clavaban como dagas en llamas.
No recuerdo de qué hablamos.

Recuerdo risas. Recuerdo un momento triste, esa expresión de pasividad en ella, recuerdo más risas... y recuerdo a la perfección al camarero. Le vi muchas veces. Bebimos mucho. Demasiado.

Sigo sin entender lo que pasó esa noche. Sospecho que echó algo en mi bebida, puede que fuese solo por el ambiente del lugar. El humo, el olor, el ambiente hostil en el que, por un momento, me sentí cómodo.


Desperté por la tarde en mi cama, vestido y con la peor resaca de mi vida.
Debí quedarme dormido en cuanto me tumbé. Solo un momento, me dije.
Llamé a Ellie en cuanto recuperé la voz. No contestó. Lo intenté siete veces más con la misma suerte.

Me presenté en su casa cuando anochecía. Me esperaba.
Abrió la puerta sin que me diera la oportunidad de llamar. Estaba increíble.
Con un vestido rojo que se ajustaba a la perfección a su increíble figura y unos tacones de los que dudé que fuera capaz de andar. Pronto despejó mis dudas.

Me cogió de la mano y me llevó hasta su coche.

- Esta noche toca bailar. ¿Me acompañas?

No pude responder. Fui incapaz de articular palabra.
Durante casi todo el camino permanecimos callados salvo algunos comentarios sin la menor importancia.


El local era muy distinto al de la noche anterior. Moderno, grande y con una parte VIP a la que accedimos sin ningún problema. Arriba todo era distinto.
Imagen de: Cyanide
La música, a un volumen altísimo, lo envolvía todo y por alguna extraña razón no molestaba. Más bien incitaba a bailar, a seguir los movimientos que Ellie ya había empezado.
Movimientos que sumados a ese vestido me volvían loco. 
Me ofreció una copa que no pude rechazar.

Y el ritmo de la música cambió. Y ella se acercó más a mí, rodeándome el cuello con los brazos, haciéndome enloquecer con ese perfume.
Rozándome el cuello con sus labios, enredando sus finos dedos entre mi pelo...
Y después un beso, tímido, muy despacio. Un suspiro.
Un beso más largo, húmedo. Y después otro y otro más.
Y yo volviéndome loco.


Siento no poder dar más detalles pero es una época que apenas recuerdo.
 
Ese día también me desperté tarde, envuelto entre la ropa de la cama. No recordaba nada pero las sábanas aún conservaban su olor.
Me di la vuelta deseando que ella estuviera allí. No, no estaba y la única huella de su presencia era su perfume enloquecedor por toda la habitación.
Me costó un rato encontrar toda mi ropa, que adornaba cada rincón de la habitación.
Lo único que lamentaba era no acordarme de nada.

Volví a llamarla y no me contestó. Pensé que me llamaría ella.
Nunca lo hizo.
 
Últimamente había descuidado el trabajo, así que ese día lo dediqué por completo a ponerme al día. Afortunadamente, mi jefe no tenía nada urgente para mí, por lo que podría trabajar tranquilamente desde casa.
 
Una idea me cruzó la mente y me sentí terriblemente estúpido al no caer antes.
Si hay algo que hace un periodista es investigar y comprobar datos como, por ejemplo, los que aparecen en ese diario.
Estaba repleto de nombres pero ninguna fecha; no sería suficiente, pero tenía que intentarlo.
No encontré a ningún Lyam. En su lugar, en la sección de sucesos, un accidente en una carretera del norte. No hubo supervivientes.
Podía ser ese accidente que mencionaba el diario, puede que no.
No pude averiguar nada.
Ya que estaba jugando a los detectives, quise saber más sobre la muerte de los padres de Ellie.
 
Fue en un accidente de coche. En la carretera que iba desde el pueblo a la ciudad, un camino que habían recorrido miles de veces.
Ese día Ellie no había ido con ellos porque se encontraba enferma.
No se supo qué pasó exactamente. Dijeron que fue un fallo mecánico, ya que no había tráfico ni ningún objeto en la carretera que pudiera provocar tal accidente.
Encontré también declaraciones de gente del pueblo y familiares.
 
Al ser un pueblo pequeño los periódicos se habían ensañado con ello y los vecinos aprovecharon para tener su minuto de gloria.
 
Una vecina, la tía de Ellie, le echaba la culpa a ella.
Según ella nunca debieron adoptar a esa niña. Siempre supo que traería problemas, que no era la primera vez que ocurrían esas cosas a su alrededor.
 
Llamé al periódico preguntando por la noticia y pidiendo que me enviaran la dirección o el teléfono de esa mujer. No hubo problema. Al cabo de un par de días lo tendría.
 
¿Adoptada? Ellie nunca me dijo que era adoptada.
También investigué eso pidiéndole a un compañero que me devolviera un favor. Pronto sabría más sobre la misteriosa vida de Ellie.


5 comentarios:

  1. cómo mantienes el misterio!! :)
    tu relato tiene un aire a las novelas de dashiell hammett :))

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  2. Arrrrg. Me encanta Ellie.
    Tan misteriosa, tan tan no sé.
    Y por supuesto me encanta que él sea periodista.
    Es algo que siempre me ha vuelto loca :)

    Aish, siempre me tienes en ascuas, dime que no tardarás mucho en publicar el siguiente capítulo porfa! :D

    Muáá

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  3. La primera parte me ha recordado a "Hush Hush". Esperamos la continuación.

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  4. Me encanta tu forma de escribir. Y todo lo que tienes en la cabeza. Debes de ser una persona muy interesante (:

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  5. Me encanta la manera en que nos has mantenido a todos con la tensión de querer saber más! Y quiero saber más!!

    Aquí estaremos esperando la continuación :)

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