La pelirroja

Una vez llevó a la casa okupa al tío de los globos. No tenía suficiente con saber que los había visto que tenía que restregarme lo contenta que estaba en su presencia.
Yo no fui menos y llevé a... a un chica que se llamaba... Bueno, era pelirroja.
Así que allí estábamos los cinco: el tío de los globos, Lía, Napoleón, la pelirroja y yo; sentados en círculo, fumando, bebiendo y riéndonos de lo perra que es la vida.
Creo que me salió un tic de la crispación que sentía al ver su mano en la delicada cadera de Lía.
La pelirroja y Napoleón lo notaron y se miraron pensando: "mientras esté callado nos da igual".
Porque iba a hablar, estaba claro que antes o después acabaría estallando y partiéndole esa cara de gilipollas que tenía.
También él se dio cuenta y le plantó un beso a Lía delante de mis narices. Cuando estaba a punto de tirarme sobre él, la pelirroja me sacó fuera.
No recuerdo su nombre y empiezo a olvidarme de su cara. Solo recuerdo el rojo, el calor.
Ella era cálida. Siempre me pedía que la abrazara. Puta, pero cariñosa.

2 comentarios:

  1. Una cosa no quita a la otra. Al menos, sabía calmarlo un poco.


    Una bolsita llena de sugus de cereza.

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