Será que siempre atraigo a los raros, será que siempre atraigo a los peores.
Con su forma de abrir la puerta para que pase, la costumbre de contarme cosas que no me importan, su peculiar forma de venderse. Ya está decidido, no puedo evitarlo.
Seguiré dejando pasar la oportunidad de tener a alguien en la palma de la mano, dejará de mostrar interés en mí, me sentiré mal y me arrepentiré de no haber sido más amable.
En cambio, adoro que mis sentidos despierten. Adoro percibir su olor en cada movimiento de su cuerpo. Adoro querer descubrir el tacto de su piel, recorrer con la punta de mis dedos su tatuaje.
Me gusta porque no sé a qué huele, porque su forma de tratarme no es cortés, apenas es amable y apenas hemos cruzado unas cuantas frases.
Intuyo que no le gusto pero que tampoco le disgusto. Adoro lo cierto de la indiferencia. Me pregunto si fui yo la que rechazó el fugaz contacto con su cuerpo o si por el contrario, hubiese sido él quien lo hubiera rechazado.
Preguntas que no obtendrán respuestas. Siempre preguntas, nunca respuestas.
Siento algo parecido en estos momentos. Llena de incertidumbre, pero con unas ganas de impresión. Un besito.
ResponderEliminarComo la mayoría; lanzas y lanzas preguntas, pasan de contestarlas. ;)
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